lunes, 23 de agosto de 2010

La última tortura del cine actual

El universo cinematográfico seguramente no se encuentre en un buen momento, ni hablar de lo proveniente del sector hollywoodense que atraviesa una gruesa crisis, más que nada por la falta de ideas, y The Last Airbender de M. Night Shyamalan es un claro ejemplo del deterioro fílmico.
El estado actual del cine estadounidense da mucho que pensar, pero más aun que un realizador haya decaído tanto, aunque eso no sería lo más preocupante, ya que peor aun es la pérdida de una ideología creativa, siendo el caso de Shyamalan muy preocupante.
Se puede decir que los últimos films del realizador indio como Lady in the Water y The Happening no estaban a la altura de Unbreakable o The Village, pero al menos mantenían la cinefilia del director basada en historias relativas a lo sobrenatural, con una filosofía específica y un uso destacado del suspense.
Pero The Last Airbender es todo lo contrario a un buen film, es lo más próximo a la destrucción del cine: una narración convencional, personajes y acciones esteriotipadas, una estética desabrida y efectos especiales que no aportan nada. Es de aquellas películas que no son ni arte ni divertimento.
Como The Last Airbender hay diversos films en los últimos años (por nombrar una la patética Paranormal Activity de Oren Peli), pero lo más preocupante es que a esta no la dirige un novato, sino que un realizador que supo lo que hacía como Shyamalan; y acá no tiene nada que ver esa vieja catalogación de películas por encargo, ya que a pesar de no ser un gran film The Planet of the Apes de Tim Burton tenía una estética y toques personales de su autor.
Para comentar un poco este nefasto film, The Last Airbender intenta ser la típica película fantástica en donde se entrecruza la eterna lucha del bien y el mal; en este caso el mundo se dividirá en cuatro naciones: la del agua, la tierra, el viento y el fuego, siendo este último sector el vil de la cuestión.
Lejos de parecerse a la clásica Die unendliche Geschichte (La historia sin fin) de Wolfgang Petersen, The Last Airbender tomará diversos motivos de ésta y de cierto modo sepulta al cine fantástico. Hasta films intrascendentes de los últimos años como The Chronicles of Narnia respetan más al género que la nefasta obra de Shyamalan.
No queda mucho más por decir ni valdría la pena hacer más exhaustivo un análisis de una obra muy pobre como The Last Airbender, que sobre todo decepciona no sólo por su escasez tanto narrativa como visual, sino por el deterioro de su autor: un Shyamalan que pareciese ser un novato y haber tirado por la borda todo posible pergamino que haya obtenido en el pasado.

viernes, 6 de agosto de 2010

La compleja temporalidad de los sueños

Christopher Nolan demostró en los últimos años que es un realizador de los más importantes de su época dentro del cine norteamericano. Sus films son de gran lucidez visual, cómo de complejas estructuras narrativas que los hacen sumamente originales; e
Inception, su última película, no será la excepción.
Cobb (Leonardo Di Caprio) es un ladrón que se mete en la mente de las personas para manipular sus sueños y poder conseguir codiciados secretos útiles para el ambiente del espionaje. Su vida será un eterno abismo, su mujer (Marion Cotillard) ha muerto y se lo culpa de la tragedia, cuestión que provocará que se separe de sus hijos y sea un fugitivo de la justicia, todo por el turbio entorno de su trabajo.
Los límites de la realidad fantástica, el resplandor de los sueños y las posibilidades de la mente humana no tienen barreras para Nolan. Inception quiebra todos los esquemas de un contexto previsible. Por momentos todo se verá de una manera vigorosa dentro de una línea de tensión majestuosa.
Nolan vuelve a crear un mundo impactante visualmente, pero lo que mejor hace es profundizar en la mente de sus personajes y en las posibles realidades que se pueden crear a partir de sus posibilidades. Si el imaginario y la combinación de mundos paralelos en The Matrix de los hermanos Wachowski eran complejos; en Inception, ciertos enlaces tendrán una relación sublime pudiendo intercalar hasta cinco temporalidades simultaneas con una delicadeza asombrosa.
Por eso no solo es prodigiosa la imaginación del realizador inglés, sino la creatividad para poder unir esas unidades narrativas y nunca desequilibrar la historia. Para esto tendrá un papel muy importante el montaje de Lee Smith, ya que cada plano es intercalado paralelamente con el siguiente para crear una atmósfera de suspenso cautivadora.
Pero volviendo al núcleo temático del film, la cuestión será que Cobb tendrá una última misión, que en caso de salirle las cosas bien, cumplirá una función redentora y podrá escapar de una vez de su perturbador presente. Tendrá que ir en búsqueda de una valiosa información, para lo que contará con la compañía de Arthur (Joseph Gordon-Levitt), Ariadne (Ellen Page), Eames (Tom Hardy), Yusuf (Dileep Rao) y Saito (Ken Watanabe), el magnate que le dará la misión.
Se puede decir que Nolan es uno de los pocos que intenta hacer un cine original en el presente. Siempre al margen de las convencionalidades, cómo con el impacto que produjo Memento, dónde el hilo narrativo se desarrollaba a la inversa de toda estimación clásica, ya que el tiempo transcurría del presente hacia el pasado: el principio era el final y a la inversa.
Este tipo de complejidad es usual en los films de Nolan. Inception posee una estructura narrativa sumamente audaz y es para destacar tanto lo bien que esta manejado este aspecto, cómo los sorprendentes efectos visuales que hacen parecer reales todos los delirios que se irán produciendo en el interior de las mentes humanas.
Para redondear el tema central del origen mental y el desarrollo de los sueños, se podría decir que Nolan toma una perspectiva diferente respecto a otros grandes directores. Todo podrá ser posible en cierto universo, aunque estéticamente distará de una imagen surrealista y delirante al estilo del genial David Lynch en films como Lost Highway o Mulholland Dr., debido a que aportará una visión propia de tales fenómenos, en dónde lo trastornado tendrá un enfoque más real dentro del contexto fantástico.
Inception es otra muy bien lograda película de Nolan. No de un carácter tan profundo o filosóficamente complejo como lo era The Dark Knight, pero sí una obra importante que confirma nuevamente el potencial de un director de los más trascendentes de su época.