martes, 10 de junio de 2008

Una nueva joya moderna de Woody Allen

Woody Allen no deja de sorprenderme, y no lo digo por mi gran admiración o el fanatismo propio hacia la obra del cineasta neoyorquino, sino porque a sus 72 años sigue engrosando su amplia e imprescindible filmografía con joyas como Cassandra’s Dream.
Con Cassandra’s Dream, Allen nos cautiva con un nuevo thriller al estilo de Match Point, donde el crimen, la moral, las obsesiones y la codicia abarcan el centro de atención de esta nueva obra, la tercera que filma el estadounidense en Inglaterra.
Esta reciente película del director de grandes clásicos como Annie Hall y Manhattan, retrata la historia de Ian-interpretado por Ewan McGregor- y Terry-Collin Farell-, que son dos hermanos que se encuentran en dificultades económicas. Ian por su necesidad de progresar al haberse enamorado de una bella actriz, Angela-Hayley Atwell-, y Terry por sus crecientes deudas debido a su adicción al juego.
La esperanza de ambos derivaría en la visita de su tío millonario Howard-Tom Wilkinson-, aunque sus planes no tendrían una resolución tan sencilla, ya que este a cambio de su ayuda les pedirá un favor más que comprometedor: que comentan un crimen.
Cassandra’s Dream es un film muy bien logrado, que se fundamenta en base a un guión impecable y sin fisuras que mantiene un hilo narrativo sólido, mientras que la sutil partitura musical de Philip Glass acompaña de manera brillante y agudiza el suspenso de elaborada composición a lo largo de la película.
El film, el cual se puede decir que culmina con la trilogía que plantea Woody sobre el crimen con sus antecesoras Crimes and Misdemeanors (1989) y Match Point (2005), tiene marcadas referencias al cine de Alfred Hitchcock y la literatura de Fiódor Dostoyevski, redondeando un subgénero entre el suspenso, el drama y acotes humorísticos que Allen ha demostrado con creces que domina de gran manera.
En fin, se puede decir que Cassadra’s Dream es una película atrapante, de aquellas que no dan respiro y mantienen atento al espectador escena tras escena, redondeando un film plenamente recomendable que no dejará se sorprender y cautivar no solo a los admiradores de Woody Allen, sino también a los del cine en general.