domingo, 30 de diciembre de 2012

Interludio


   Hipnotizado en una bahía se puso a elegir caramelos de un frasco que había encontrado en el más allá. El recipiente tenía una profundidad que no aparentaba y a él le resultaba imposible tomar el dulce que deseaba. Tan cerca, pero tan lejos, reluciente en su envoltorio floreado.
   Se fumó cada nube que lo miraba y se bebió todo el pantano que lo rodeaba. Se puso a navegar sin canoa hasta que se perdió en los laberintos de una canción. Guirnaldas de colores y un xilofón de pasiones. Las agujas del reloj se derretían a la sombra y su sabiduría se iba reflejando en su cabello.
   Su violín estaba desafinado, suspendido en tiempo y espacio. Una sonata de lejos y una escalera hacia un armario en el inconsciente. La mesa estaba servida y sin embargo no quedaba nadie, sería temporada de pileta en el desierto.
   El loco momento en el que deja de funcionar el universo, en el que se corren los decorados para que todo comience a oscurecer por dentro y a encandilar por fuera, se corta la música y se acrecienta el barullo.
   La vida del poeta es como la de un mago, solo que sus trucos están en la belleza de sus palabras. Su secreto no debe ser revelado, para así poder seguir produciendo el encanto de la ilusión de una dimensión paralela.
   Pero todo seguía detenido, esta vez él  no era el que estaba sedado, sino el propio universo, que lo transportaba poco a poco sin saber a dónde. La temporalidad ya le era ajena, y por más que estuviera lleno de oro, el contrario siempre tenía la espada. El tiempo lo hizo ir saltando de renglón en renglón en el devenir de una hoja interminable. Invernó en un túnel por años y se despertó en otro sitio, aunque todavía no abrió los ojos.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Cazador


   Entre los torbellinos del limbo terminó de descifrar parte de un acertijo en puntos suspensivos. Esa incógnita era una temporalidad más, otra espina en la galaxia, la que quizás tenía más importancia de lo imaginado, pero era el camino a la redención, una brújula a la información incompleta.
   Una ausencia, o indiferencia provisoria, una laguna de preguntas que de a poco se hacían de respuestas. Ella estaba atrapada entre quimeras, en una depresión innecesaria que ya no la dejaba levitar. El ser sin nombre ya lo tenía, se ubicaba en otro tiempo, un criminal espacial sin sombra.
   Esquivar el tiempo pluscuamperfecto para traerla nuevamente al futuro, al añorado 2147. En realidad, lo de los años era cuestión de mareos ¿Era pasado, presente o futuro? Ya la convulsionada mente no lo dejaba razonar como debía, no sabía ni en que año o sistema solar se encontraba, había muchos presentes que se chocaban. Pero lo importante era la misión, desenmascarar al cazador de sonrisas, el rufián que se la había quitado y llevado a la bolsa junto con tantas otras que había ultrajado.
   El demonio existía desde antes de lo supuesto. Una poción, un veneno que la hacia dudar y ver distorsionada su realidad. Ahora todo cerraba tanto cronológica como matemáticamente. La indiferencia y el paso retraído en la pista de baile. Pero no era su culpa, o sí; pero el hechizo debía romperse, ya no se podían alterar más lo tiempos. El destino del universo dependía de eso.
   Tenía que desenfundar su pluma y derrotarlo, puerco que le había quitado su alegría, que le impedía componer su encanto. Había que sacarla del calabozo mental en el que estaba perdida sin saber porqué. Las sorpresas de la vida, aunque ahora estaba el dato clave, la pieza que faltaba para completar el rompecabezas. La pista estaba en el pergamino, ya no eran gritos de socorro perdidos en la nebulosa del inconsciente, había un camino y un plan.

viernes, 14 de diciembre de 2012

I'll See You In My Dreams

   Un paralelepípedo que encierra una isla desierta, un paraíso lejano y desconocido. De lejos un avión invisible y tierra abajo una hamaca paraguaya, sobre ella la inocencia, la pasión y la indiferencia. Maullidos espontáneos dominan la escena y se pierden como ecos en la tempestad.
   Los acordes de Django Reinhardt y un paseo en alfombra mágica. El reloj de arena estaba mojado por dentro. Una espada y una muerte lenta, aunque imaginaria porque esto debería ser un sueño o lo que se soñaba en ese sueño.
   Un encuentro extraño y las cartas misteriosas de siempre. El juego de las realidades paralelas y el saber elegir con cual quedarse. La sensación de estar perdido en el tiempo y al ras de una adrenalina que era poco habitual. Como tomar un helado en el espacio.
   Nadar en el barro hacia el horizonte. Un cuestionario en otro idioma para encontrar la salida del laberinto de la incomunicación. La banda sigue tocando y su sonrisa seguía ahí. Un salvavidas para los momentos inoportunos o quince minutos entre un ramo de flores y una cerveza de segunda marca.
   Recostándose sobre su pecho. El inicio de una epopeya onírica y el sol que temía salir de atrás de una oscura nube. Un recorrido escalonado hacia el imprevisto deseo de las consecuencias del destino. Había una vez un portal hacia el futuro dónde pasaban cosas trascendentes.
   

sábado, 8 de diciembre de 2012

Poema


Hola, soy un poema
¿Qué cornos soy?
Palabras que forman pequeñas oraciones
A veces, en forma de versos
Soy la excusa de alguien para decirle algo a alguien
Obvio, con un fin, cuestiones de encanto
                                  
En este caso soy un delirio metadiscursivo
Del escritor o de su alocada mente
Del medio que lo hace escribir constantemente
Debe ser el fascinante juego de seducción
El enriquecedor juego de palabras
Que luego fue simbiosis entre una risa y una mirada
                                 
Cansado de pensar o estancado en un diván
Todo es loco pero al tipo lo incita crear
Como nunca, sin razones claras
Un trago y una seca y a otra galaxia
No estoy siendo un poema de amor
Pero intento ser una prosa copada
                                 
La magia de la duda
Una ensalada de labios y mordiscos
Un tirón en la cabellera
Situaciones de auto escritura
Nado sincronizado sobre La Luna
Jugar al sky acuático en esta dictadura
                                
Me dice: “¡Basta, poema! Ya fue mucho por hoy”
Pero, ¿Quién sos para darme fin?
El escritor, aunque no se quién creo a quién
Yo soy un poema que empecé hablando de mí
Pero te creé a vos para que me escribas
Aunque vos solo pensás en lo que te rodea
En que soy tu contacto para concretar tu conquista
Encima esta estrofa te quedo más larga

jueves, 6 de diciembre de 2012

Destino

   Como artesana, tejía una larga telaraña que iba cubriendo cada extremo del interior del ser. De la nada, una aparición magistral, coronada por su encanto y el viajar cada noche en el tiempo, reírse de los kilómetros.
   Apasionada interlocutora de aventuras espaciales. La siembra de una duda y la investigación del porqué de las cosas. Era un trabajo de detective, de orfebre o de contorsionista. Una risa, un brindis y la excitación. Un viaje misterioso que ya no lo era, o al menos no empezaba a serlo.
   Un sube y baja en el desierto y un momento cúlmine en el futuro. El aroma encantador de una noche atemporal, seleccionada al azar y alimento de las mil y un alucinaciones. Cuando la orquesta toca una sinfonía misteriosa siempre esta latente el hecho de qué pasará. La tensión de los mortales y la utopía de la inmortalidad de una situación pausada en el tiempo o la incertidumbre del continuará. Aquel hipnotizador portal en el que se dio el contacto.
   El problema de no ser un robot mientras una ardilla escribe un guión en el cerebro. Una historia de carácter automática y surrealista. El miedo a lo desconocido dentro de lo conocido, al eterno dilema del qué pasará.
   Una cabalgata. De lejos el amanecer, pintado y pasional, en llamas como pocos. Su arma era la pluma, la que le permite escribir un camino a recorrer. Una musa en medio de una tempestad que ya estaba siendo olvidada. La ruta de las incógnitas y de las preguntas, con o sin respuestas. Encender un cigarrillo; esperar, respirar, sonreír. En fin, eso es lo que cuenta; un viejo proverbio del más allá indica que las grandes aventuras siempre continúan y tienen sabor a rock.