lunes, 2 de noviembre de 2009

El rock fue más fuerte que la lluvia

La lluvia era desgarradora, parecía que el fin del mundo se acercaba. Es que estaba faltando algo, o más dicho alguien. Más de un año y medio ausente. Hace un mes en Lima, luego en Santiago se rumoreaba la reaparición de aquella leyenda, la cual retumbó siempre entre la jerga porteña, pero se extrañaba en presencia, hasta que un día en su cumpleaños 58 el ídolo reapareció y ni la tempestad pudo con él en cuanto comenzó a entonar cada melodía: a Charly García se lo pudo escuchar como hace mucho no se lo hacía.
La expectativa era enorme, por eso ni la tormenta ni ese panorama apocalíptico remitieron a que la gente no se acercara aquel 23 de octubre al estadio de Vélez Sarsfield a presenciar, luego de su internación, el regreso a los escenarios de una eminencia como García. Si la lluvia era problema para muchos, todo quedo de lado cuando el maestro entonó «El amor espera» y comenzó un show electrizante, de aquellos que no dejan respiro.
En parte se puede decir que a primera impresión se extrañaba ver a un Charly descontrolado e hiperactivo sobre el escenario, aunque aquello es simplemente un estilo de moral producto de la ideología rock, porque lo que realmente se añoraba era esa “voz”, esa tonada única, la cual desparramaba melodías mágicas y se escuchaba un tanto desgastada los últimos años. Escucharlo a García esa noche fue una reminiscencia a la década de 1980.
Así a lo largo de casi dos horas emocionantes, García recorrió grandes hits de su extenso repertorio e inmortales obras, desde Yendo de la cama hacia el living hasta Rock and Roll y yo fue intercalando recordados temas de toda su discografía.
El momento más emocionante de la velada fue cuando Charly presentó a la otra leyenda viviente del rock argentino: Luis Alberto Spinetta. “Les presento a mi ídolo y maestro” les decía García a las más de 30 mil personas que se hicieron presentes. Y el Flaco se presentó en la fiesta, un invitado de lujo al cumpleaños, y como no era para menos tocó con su guitarra y entonó con el homenajeado «Rezo por vos», tema que habían compuesto en conjunto en los 80. Realmente fue un lujo y un hecho histórico presenciar a las dos figuras más grandes de lo que se refiere a rock en la Argentina.
Pero sin duda no se puede dejar de manifestar lo conmovedor que fue escuchar la voz de Charly, la cual lució brillante. Sus agudos se lucieron como hace tiempo no lo hacían. Temas como «No soy un extraño», «Influencia» o «Chipi-chipi», que de por si derivan mucho esfuerzo por su complejidad melódica sonaron maravillosamente.
La noche fue explosiva. Charly y su banda tocaban un gran tema tras otro, desde «Demoliendo hoteles», «Raros peinados nuevos», «No voy en tren» hasta una gran versión de «No toquen», una de las canciones emblemas de su álbum Cómo conseguir chicas, la cual sonó impactante.
En conclusión, el show no dejó respiros. La gente saltaba y bailaba bajo la interminable tormenta. Charly agradecido en un momento exclamaba: “Hoy el rock es más fuerte que la lluvia” y que razón tenía. Sólo importaba disfrutar de un momento único. Un reencuentro con la magia que provoca la música interpretada a través de un genio. Fue una noche de puro éxtasis, y como diría el gran García: Say no more.