lunes, 10 de noviembre de 2008

Lisérgicos y alucinantes

Este sitio estaba medio abandonado, pero los avatares de la vida me dan una importante excusa para mencionar mi asistencia al Personal Fest 2008 el 1° de noviembre, en dónde se presentó una de las bandas que más tenía ganas de presenciar en vivo en los últimos años, y la verdad que me fui más que satisfecho; por cierto, estoy haciendo referencia a The Mars Volta. Aquel fue un día más que caluroso en el Club Ciudad de Buenos Aires, que demostró ser un gran predio para hacer recitales. Cerca de las 19.30, en el segundo escenario en importancia salía a la escena la banda mexicana-estadounidense. A los pocos minutos, entre avalanchas y empujones, ya me encontraba a unos metros de la banda, eso sí, entre el grueso de la multitud se podría decir estimativamente que harían unos 200 grados, pero que importaba si The Mars Volta comenzaba a tocar.
No fue un show convencional, por cuestiones de organización solo tenían una hora para tocar ¿y qué fueron de esos sesenta minutos? Algo increíble. Tuve la sensación de estar frente a una banda que estaba haciendo “música” en vivo. Ahora no recuerdo la cantidad de temas que tocaron (creo que fueron cinco), pero todos ellos podrían haber sido uno solo, un conjunto de melodías limadas e hipnóticas que progresaban con un continuidad sonara estupenda.
Era pura energía, no paraban de tocar… solo quedaba ponerse a contemplar el virtuosismo y la genialidad del guitarrista Omar Rodríguez, los delirios del cantante Cedric Bixler-Zavala y, para mí, lo sorpresivo del baterista Thomas Pridgen, un tipo de una potencia estrafalaria, parecía de otra galaxia un ser que toque de esa manera.
El show me dejó deslumbrado, con una sensación post-recital que no tenía hace bastante, The Mars Volta no defraudó en lo más mínimo y a partir de ese momento fue tiempo de descansar, reponer energías y ver de reojo a bandas como Bloc Party, la cual estuvo más que aceptable, y Kaiser Chiefs, que paso sin penas ni gloria.
Apenas pasadas las 22, se presentaban los que eran la atracción mayor del festival: R.E.M. Pienso que después de haber visto a The Mars Volta ya estaba hecho, por lo cual bastante tranquilo (onda habano y whisky en un bar) me quedé lo más cercanamente posible del escenario principal para observar a la banda liderada por Michael Stipe.
Debo decir que el concierto de la banda estadounidense fue muy bueno. Stipe demostró ser un tipo más que carismático sobre el escenario (hasta improviso un genial pase de baile), mientras que el bajista y pianista Mike Mills y el guitarrista Peter Buck no dejaron de mostrar todas sus virtudes sobre la escena.
A lo largo del show tocaron grandes temas como Losing My Religion, Everybody Hurts, Man On The Moon y especialmente el que yo quería que toquen: Imitation of Life.
Fue una larga tarde noche. Muy amena, por cierto, y a pesar del calor, la jornada fue totalmente satisfactoria, por presenciar en vivo a una de aquellas bandas de toda la vida como lo es la de Stipe, y más que nada por las sensaciones que The Mars Volta provocó sobre el escenario.