miércoles, 15 de febrero de 2012

Hasta siempre

No es algo que me guste demasiado el escribir en primera persona, pero lo que sucedió el pasado miércoles 8 de febrero de 2012 es algo que me afectó personalmente que no tiene otra manera de ser narrado.
Era una tarde extremadamente lluviosa en la localidad de Chijra, tan solo a 4 kilómetros de San Salvador de Jujuy. Mi novia y yo nos preguntábamos que era lo que sucedía hasta que me llegó un mensaje de texto que nunca hubiera querido leer. Era mi mejor amigo que me escribía a través de un desgarrador llanto: “Día tristísimo, murió el Flaco”.
Recuerdo haberme quedado congelado al leer esas líneas y ahí empecé a comprender todo. Es que el mundo estaba sumamente triste y no podía dejar de llorar a cántaros, es que se había ido el más celebre músico argentino que se encontraba en actividad: el inigualable Luis Alberto Spinetta.
Pero como sucede con todos los grandes de verdad, que son leyendas vivas que luego se acrecientan aún más después de su muerte, porque el Flaco siempre va a estar vigente, ya que a través de una frase, canción, enseñanza o poesía eternamente estará presente en nuestras vidas, como lo estuvo hasta ahora.
Y pensar que cada día nos acompañaba en nuestro emocionante viaje por el Norte Argentino y entre la emoción y los recuerdos se nos venían a la cabeza un millón de situaciones en las que cada canción hizo de nuestras vidas un instante más feliz. Lo hermoso de abrir un disco que nos regalábamos y pensar que después de un recital del Flaco te dije por primera vez que te amaba ¡cuántos recuerdos!
Spinetta es parte de mi vida, quién me inspiró a cantar y tocar la guitarra. A ver la magia que rodea al universo y a cada pequeña cosa. Largas tardes y noches intentando imitar su genialidad al lado de mi querido amigo que en esta ocasión le tocaba avisarme de esta triste noticia.
Es feo ver partir a los ídolos, aunque metafísicamente nos acompañen siempre, es feo pensar que ya no habrá más discos ni recitales de Spinetta, pero la vida es así: impredecible y llena de misterios.
Solo queda por decir GRACIAS por todo lo que nos diste y nos vas a seguir dando. Cada acorde tuyo nos da energía para superarnos día a día y sentirnos mejor. Te vamos a extrañar, pero te recordaremos siempre, como el más grande, como el músico sublime que fuiste y serás siempre. Hasta siempre Luis.