viernes, 24 de julio de 2009

Una fábula mágica y encantadora

El japonés Hayao Miyazaki es el gran maestro del cine contemporáneo de animación. Su excelencia para la creación de universos que rozan lo real con lo fantástico a través de magistrales y verosímiles historias, como la calidad técnica de sus films, hacen de él un cineasta estupendo, que con Gake no ue no Ponyo (Ponyo y el secreto de la sirenita) vuelve a deleitar con su nueva y exquisita pieza.
Films como Mononoke-hime (La princesa Mononoke), Sent to Chihiro no kamikakushi (El viaje de Chihiro), o Hauru no ugoku shiro (El increíble castillo vagabundo) dejan bien en claro de lo que Miyazaki es capaz. Historias filosóficas y llenas de magia, con personajes complejos y fábulas asombrosas para cualquier rango de espectadores.
Con Gake no ue no Ponyo, el japonés crea una fábula de carácter más infantil a sus predecesoras, en dónde un niño (Sosuke) encuentra a una pecesita roja con rostro que quiere convertirse en niña para estar al lado de su nuevo amigo, aunque deberán lidiar con Fujimoto, el protector padre de ésta que quiere que retorne al océano.
En el nuevo film de Miyazaki todo es posible y lo real y lo fantástico interactúan con una total delicadeza, desde personajes del mundo real como lo son Sosuke y su madre Lisa, como con la aparición de Ponyo, su padre (un humano que decidió vivir en las profundidades del océano), su madre y todopoderosa sirena, cómo unas geniales olas que tornan vida para ayudar en los propósitos de Fujimoto.
Miyazaki vuelve a crear personajes interesantes y vistosos, dónde fusiona la parte humana con la animal o fantástica, como lo había hecho antes con Haku, un niño que se transformaba en dragón en Sent to Chihiro no kamikakushi, o San, la princesa lobo de Mononoke-hime; en este caso Ponyo es una pecesita con súper poderes que querrá convertirse en una niña verdadera.
A primera vista, el film parece simple, pero tanto sus interesantes personajes de una gran complejidad dramática, como la bellaza de cada uno de los detallistas dibujos (que están hechos a mano dejando de lado las nuevas tecnologías digitales) hacen que Gake no ue no Ponyo sea más que interesante y no solo imprescindible para los más pequeños.
Otro aspecto de gran riqueza en la película es su banda sonora, la cual Joe Hisaishi compone con maestría combinando lo clásico con lo moderno y lo virtuoso con lo encantador.
Miyazaki concreta otra gran obra para su imprescindible filmografía, y a pesar de que Gake no ue no Ponyo no posea la genialidad de sus films anteriores, es una película encantadora, repleta de magia y principalmente de una exquisitez inagotable en la expresión producida en cada trazo a la hora de la animación del film y del más real mundo de la fantasía, el que nos sigue proporcionando el maestro japonés.