viernes, 11 de diciembre de 2009

Un show histórico que será eterno

El pasado viernes 4 de diciembre no fue un día convencional. En el estadio de Vélez Sarsfield se produjo un acontecimiento atípico, un show de aquellos que quedarán en el recuerdo por siempre. El espectáculo de Luis Alberto Spinetta mantuvo una lucidez descomunal a lo largo de casi cinco horas y media de pura emoción que enmarcaron un hecho histórico.
Ni siquiera en el plano de las estructuras, el mega recital de Spinetta fue convencional. Cerca de las 22, el Flaco salió al escenario de un estadio colmado con casi 40 mil espectadores, y en principio habló con su público y nombró a los músicos que le hubiera gustado que se hagan presentes en la noche de Liniers, como Pedro Aznar, León Gieco y Frank Ojtersek; en tanto que mencionó a los que le hubiera gustado versionar y no encontró lugar en el show, como Moris, Andrés Calamaro, Carlos “Indio” Solari y Hugo Fattoruso.
En principio, se puede decir que fue un acontecimiento histórico por dónde se lo mire, y quizás el concierto más importante de la historia del rock en nuestro país, porque como se ira resumiendo en este escrito, en el escenario de Vélez estuvieron todas las glorias nacionales del género, ya sea en presencia o siendo versionados en su mayoría por el eterno Spinetta.
Todo comenzó con la hermosa entonación de «Mi elemento» para dar comienzo a la emocionante velada musical, en dónde Spinetta repasaría su extenso y maravilloso repertorio, siendo cortejado, no sólo por la gran mayoría de los músicos que lo acompañaron a lo largo de estos 40 años de carrera, sino también por una larga lista de “genios” (como el mismo los destacaba) que admira y deseaba que participen de la noche.
El show denominado “Spinetta y sus bandas eternas” se dividió en dos segmentos, en el primero, el Flaco con la participación de distintos músicos invitados como Javier Malosetti, Diego Rapoport y Leo Sujatovich, comenzó a repasar grandes temas de Spinetta Jade, como «Alma de diamante» y «¿No ves que ya no somos chiquitos?», y de su carrera solista, como «Ella también» y «Cementerio club».
El show era muy emotivo y lo fue más a medida que grandes figuras fueron saltando al escenario para acompañar a Spinetta. La aparición de Fito Páez, quién grabara con el Flaco La, la, la en 1986, fue más que importante para el espectáculo, y verlos entonar con total exuberancia temas como «Las cosas tienen movimiento» y «Asilo en tu corazón» fue desgarrador, para terminar cerrando el set con un gran dicho de Páez: “Luis Alberto… siempre estarás en mi”.
Luego sería el turno de otro peso pesado de la historia del rock argentino, Gustavo Cerati, con el que cantaron a dúo «Té para tres» de Soda Stereo y «Bajan » del monumental disco Artaud que Spinetta grabó en 1973. Ambos temas sonaron impecables y la emoción de Cerati se pudo observar al retirarse con la arenga “Si hay un sueño cumplido, es éste”.
Hasta ese momento, el show era un gran manifiesto emocional lleno de sorpresas, a las cuales se sumaron los dignos homenajes que Spinetta le hizo a leyendas del rock nacional, versionando maravillosas canciones como «Mariposas de madera» de Miguel Abuelo, «El rey lloró» de Litto Nebbia y «A dónde está la libertad» de Pappo (con el acompañamiento de Juanse en voz), para cerrar con «Necesito un amor» de Javier Martínez y la presentación sobre el escenario de sus hijos Dante y Valentino, tocando la guitarra y rapeando, respectivamente.
Uno de los momentos más esperados de la noche, era el de la presencia de la otra gran leyenda viviente del rock argentino: Charly García, para el cual Spinetta le rindió un merecido homenaje versionando su tema «Filosofía barata y zapatos de goma».
Luego, saldría a la escena el propio García para vocalizar junto a Spinetta el ya clásico de ambos «Rezo por vos», que al igual que en el recital del primero en octubre pasado, sonó en gran forma y nos permitió una vez más poder vislumbrar en pareja a los dos más grandes del rock argentino.
Después de un merecido intervalo, comenzaría el segundo segmento y las emociones que se empezarían a producir serían inagotables. Como puntapié inicial se presentarían Los socios del desierto con Marcelo Torres y Malosetti (en lugar del fallecido Daniel Wirtz) para deslumbrar junto al Flaco con temas como «Nasty people» y «Bosnia».
Pero aquello no sería nada a comparación del momento que se pudo vivir después cuando aparecieron en el escenario de Vélez, Carlos Alberto “Machi” Rufino y Hector “Pomo” Lorenzo, quienes junto a Spinetta formaban Invisible, la fenomenal banda de los 70.
El trío hizo vibrar al público que se hizo presente en la noche en Liniers con clásicos como «Durazno sangrando» y «Jugo de lúcuma», en tanto que maravillaron con el hermoso tema «Niño condenado», para el cual escuchar la voz del Flaco fue una experiencia mágica. Para el final, versionaron a Tanguito y su eterno tema
«Amor de primavera», dejando en el recuerdo a uno de los pocos grandes que faltaban en el show.
Después llegaría el momento de mayor explosión de la noche, con la presentación de Pescado Rabioso y la de los integrantes originarios de la banda: Black Amaya, Osvaldo “Bocón” Frascino, Carlos Cutaia, David Lebón y obviamente el propio Spinetta.
Lo expuesto por Pescado fue magnífico y clásicos como «Poseído del alba», «Despiértate nena» y «Me gusta ese tajo» hicieron enloquecer a todo el estadio, cargándole una cuota más de adrenalina y brillantez musical a un show que era anecdótico.
A lo que a presentación de las bandas eternas se refiere, lo que el público tuvo oportunidad de ver para lo último fue un lujo, porque junto a Spinetta se presentaron Edelmiro Molinari, Emilio Del Güercio y Rodolfo García, los integrantes iniciales de Almendra.
Fue emocionante ver a los cuatro juntos luego de tantos años, y más aun escucharlos (con la excelencia que los caracterizaba en los 60 y la propia madurez actual) hacer temas inolvidables como «Color humano» y «Fermín», en tanto que por último, el Flaco desenfundo la guitarra acústica y el grupo unido en un círculo entonaron quizás el tema más recordado de aquellos tiempos: «Muchacha», en lo que fue una presentación deslumbrante.
Ya acercándose al final, Spinetta tocó «8 de octubre», tema homenaje a las víctimas de la tragedia en Santa Fe, tema para el cual se le sumó Mollo en guitarra. Luego quedaría el cierre con grandes hits de su carrera solista como «Seguir viviendo sin tu amor», «Yo quiero ver un tren» y «No te alejes tanto de mí».
En conclusión, se puede decir que el recital que brindó Spinetta junto a sus bandas eternas y distintos invitados fue un hecho histórico. Un acontecimiento de una magnitud digna de un genio, que quedará en el recuerdo por siempre, para el cual esta humilde nota es poco, ya que un show que será eterno como este, sería digno de la extensión de un libro.