miércoles, 5 de enero de 2011

Merecido homenaje a Tati

Jacques Tati fue unos de los grandes realizadores de la segunda mitad del siglo XX, influenciado por el slapstick y el cine de Charles Chaplin y Buster Keaton, el realizador francés deleitaba con filmes de una grandeza visual e importante crítica social a través de sus dotes para la comedia. Más que nada se valía de los gestos y la acción física y no tanto de las palabras para desarrollar sus historias; y como aquellos grandes cineastas nombrados anteriormente, él también tendría un personaje propio y característico: Mr. Hulot.
L’ilusionniste es un guión inacabado de Tati y uno de sus últimos legados antes de fallecer en 1982. El también francés Sylvain Chomet, director de la destacada Les triplettes de Belleville, adapto este libreto produciendo un interesante y merecido homenaje a uno de los mayores comediantes de la historia del cine que injustamente no es tan recordado como se merece.
Como en su película anterior, Chomet vuelve a optar por la animación para desarrollar la narración y construir un mundo bello de facetas poéticas. El protagonista (el ilusionista) es el típico personaje que interpretaba Tati, un Hulot animado en este caso. Un mago con muy poca fortuna que decide abandonar París para buscar suerte en Escocia, en dónde conocerá a una jovencita que le dará unas cuantas razones para progresar e ir en busca de sus destino.
L’ilusionniste es un film muy poético, de los cuales no necesita de las palabras para expresar sus diversas emociones, es así que los casi nulos diálogos lo demuestran. Es una historia un tanto melancólica muy bien llevada por cada argumento cómico. Los personajes resultan muy expresivos y los escenarios muy pintorescos. Se puede decir que, en ese sentido, los films de Chomet tienen mucho en común con otro gran realizador del cine animado moderno como lo es Hayao Miyazaki.
Pero a parte de sus grandezas visuales y narrativas, L’ilusionniste es muy cinéfila, y en esto tiene mucho que ver el homenaje a Tati, no solo por la transformación animada de un posible Hulot, sino por la noción del cine dentro del cine: se puede observar como en un momento del film el protagonista ingresa por error a una sala dónde se estaba proyectando Mon oncle, quizás la mayor obra de Tati; siendo que en tal escena, se puede ver al ser animado observando a un virtual símil de carne y hueso enmarcado en otra ficción.
L’ilusionniste es un film que se destaca tanto por su faceta en honor a Tati, cómo por sus virtudes narrativas, que entre una agradable banda sonara y cálidos tintes creativos hacen que la nueva película de Chomet no pase desapercibida.