lunes, 17 de marzo de 2008

Presenciando a una leyenda

La noche del sábado fue más que agradable, ya sea por lo cálido del día, como por lo que implicaba sentimentalmente tener a un ídolo tan de cerca. Eran más de unas 20 mil personas que concurrieron al estadio de Vélez Sársfield que podrán decir que presenciaron un buen show de uno de los mitos vivientes de la música. El que estaba frente a la multitud era el gran Bob Dylan que a lo largo de casi dos horas repaso a través de 18 de sus temas, una parte del genial repertorio de una carrera brillante.
Fue un recital de aquellos históricos, en donde por momentos dejaba de tener relevancia si el show que brindaba el estadounidense era más o menos extraordinario, ya que de seguro para los que se hicieron presentes quedará en el recuerdo que a partir de que arrancó el espectáculo cuando comenzó a sonar Rainy Day Women #12 & 35, de aquel momento hasta el final dio la sensación -y la emoción- de tener a una de las leyendas del rock a tan solo unos metros.
Retrocediéndose un rato en el tiempo hay que decir que se hizo presente como telonero León Gieco, quién contó en el final de su presentación con la colaboración de Gustavo Santaolalla, en tanto que casi cuando estaba finalizando su repertorio se dio la primera gran sorpresa de la noche, la presencia de otra leyenda del rock: el genial Charly García, quién toco la guitarra eléctrica y cantó junto a Gieco, haciéndose presente con el discurso “todo sea por Bobby”.
Pero volviendo a lo central de la noche, hay que decir que Dylan brindó un buen espectáculo, en donde fue acompañado por un muy buen grupo de músicos, en una velada que lo vio al estadounidense tocando la guitarra eléctrica en los tres primeros temas, para a partir de ahí asentarse en el órgano hasta la culminación del show.
A lo largo de la sesión, hay que decir que Dylan repasó grandes temas su último y gran disco Modern Times, como también realizó grandes interpretaciones –y versiones totalmente distintas como suele acostumbrar- de grandes hits como Lay, Lady, Lay, Watching The River Flow, Just Like A Woman, Highway 61 Revisited, Stuck Inside Of Mobile With The Memphis Blues Again, All Along The Watchtower y el legendario clásico Like A Rolling Stone, en donde se observó vibrar al público con mayor esplendor a lo largo de la noche.
Por otro lado, quizás el momento más llamativo del concierto, fue cuando Dylan interpretó el clásico Blowin´ In The Wind, el cual fue tan reversionado que hasta se podía notar a los más fanáticos desconocer de que tema se estaba tocando cuando sonaban los primeros acordes.
En planos generales fue una buena función, de la cual se le pueden reprochar pequeñas cosas como el casi nulo contacto de Dylan con el publico -faltó el típico “Hola Buenos Aires, Argentina...”-, como que tampoco haya tocado la guitarra acústica que tanto lo caracteriza. Algunos habrán dicho ¿por qué, Bob?, pero en fin, los maestros son así, a veces tienen sus cosas (como todos las tenemos), por eso solo hay que disfrutar de su arte, de gozar de haber tenido la oportunidad de tener tan de cerca a la leyenda del rock.