
Esta nueva obra narra la historia de Christine Brown (Alison Lohman), una joven ambiciosa que trabaja para una firma bancaria. Ella le negará una nueva prórroga en el pago de su hipoteca a Sylvia Ganush (Lorna Raver), una gitana mayor de edad que le pide de rodillas no perder su hogar. La cuestión es, que al ser denegado su pedido, la anciana enloquecerá y le propiciará la maldición de la Lamia, por la cual espíritus malignos la atormentarán por tres días hasta querer llevarse su alma al infierno.
Con Drag Me to Hell, Raimi demuestra una vez más que tiene una gran vocación para manejar la tensión en el público, que sabe manejar con grandilocuencia los elementos básicos del género y amoldarlos a un estilo propio que no dejará respiro ni a los personajes dentro del film, ni a los espectadores que se encuentren frente a la pantalla siguiendo las desventuras d

En esta película, Raimi no necesita abusar de ostentosos efectos visuales digitalizados para asustar o crear un clima terrorífico, sino que mayormente se basa en la música, el sonido e ingeniosos movimientos de cámara, como también en un guión (que escribió junto a su hermano Ivan) correcto y sin fisuras que a partir de su estructura narrativa mantiene el suspenso hasta el final.
Otro punto curiosos e interesante de Drag Me to Hell es una composición musical del argentino Lalo Schifrin, la cual había compuesto originalmente para el clásico The Exorcist de William Friedkin y no fue utilizada. En este caso, Raimi recurre a la macabra melodía para los créditos finales.
Raimi construye una obra ingeniosa y entretenida en su vuelta a ese universo aterrador y bizarro que tan bien lo había caract
